Las tensiones entre OpenAI y Microsoft, durante mucho tiempo presentadas como aliadas estratégicas de la inteligencia artificial, ya no se limitan a divergencias internas. Se exacerban hasta el punto de que la start-up californiana contemplaría una respuesta jurídica contundente contra su principal inversor.

Detrás de una comunicación consensuada y declaraciones de intenciones conciliadoras, las negociaciones se estancan. El motivo es la voluntad de OpenAI de reestructurarse como una sociedad con fines lucrativos, bajo la forma de una public benefit corporation. Un cambio que, según los términos del contrato, requiere el visto bueno de Microsoft. Sin embargo, esa luz verde se hace esperar. Y con razón: el desacuerdo gira en torno al peso futuro que Microsoft tendría en la nueva entidad. OpenAI estaría dispuesta a ceder hasta el 33% del nuevo vehículo jurídico a su socio histórico, pero no más. Microsoft, por su parte, pide más.

Desde fuera, la alianza sigue produciendo potentes herramientas de inteligencia artificial, integradas en productos como Copilot o alojadas en la infraestructura Azure. En la práctica, el equilibrio se ha vuelto frágil. OpenAI ya no soporta las restricciones de la exclusividad, ni la dependencia técnica de un solo proveedor cloud, aunque Microsoft ya ha perdido la exclusividad de alojamiento. El recurso a Google Cloud, ahora contemplado, refleja un cambio de rumbo.

Pero el elemento más explosivo sigue siendo la opción que algunos directivos de OpenAI calificarían de “nuclear”. Según varias fuentes cercanas al asunto, la empresa ha considerado la posibilidad de presentar una denuncia antimonopolio contra Microsoft ante los reguladores estadounidenses. El argumento se basaría en el supuesto uso abusivo de la posición dominante de Microsoft en los servicios cloud y en cláusulas contractuales que obstaculizarían la competencia. Un paso así podría desencadenar una revisión federal completa de toda la asociación.

El contenido de estas discusiones confidenciales se ha filtrado mientras el tiempo apremia. OpenAI debe completar su conversión jurídica antes de fin de año, so pena de perder hasta 20.000 millones de dólares de financiación potencial. Sin embargo, en un clima de incertidumbre regulatoria, los obstáculos jurídicos se acumulan. Elon Musk ha iniciado una acción judicial para impugnar la legalidad de la transformación de OpenAI, que considera contraria a su objetivo inicial. Meta también ha expresado sus reservas, solicitando la intervención del fiscal general de California.

La ruptura aún no se ha producido, pero el vínculo está siendo puesto a prueba. La Federal Trade Commission ya ha comenzado a examinar más de cerca esta asociación atípica, cuya estructura híbrida plantea cuestiones de transparencia y gobernanza. La magnitud de la inversión de Microsoft, estimada en 13.000 millones de dólares, ya ha suscitado críticas en el sector, especialmente entre sus competidores directos como Google.

Entre bastidores, las conversaciones continúan. Ambas empresas aseguran seguir siendo optimistas respecto a la continuación de su colaboración hasta 2030, conforme a los términos actuales del contrato. Declaraciones que apenas ocultan una negociación ardua, donde el futuro de uno de los actores más influyentes de la inteligencia artificial podría estar en juego.

Fabrice COQ

I’m the CEO of AI LOGIK and a hands-on full-stack developer with 14 years of web-marketing and SEO under my belt. I build and integrate AI-powered tools that boost productivity, and I consult teams on turning models and prompt engineering into real-world wins. Here, I share news, ideas, and candid takes on the ever-moving AI scene—driven by a coder’s curiosity and a pragmatist’s eye for results.

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